Desde que Concón obtuvo su autonomía en 1995, Bernardo Guerra ha liderado una lucha implacable para llevar agua potable a los sectores rurales. Conocido como el “concejal del agua”, Guerra ha unido fuerzas con dirigentes de las 14 comunidades rurales, enfrentando desafíos y superando barreras burocráticas para concretar el sueño de cientos de familias.
“Desde que asumí en mi primer periodo de concejal – entre 2004 y 2008 – a la fecha, hemos trabajado junto a dirigentes de las 14 comunidades rurales codo a codo con las entidades gubernamentales, como la DOH (Dirección de Obras Hidráulicas del MOP), para realizar los estudios necesarios y así conseguir la factibilidad técnica”, explica Guerra.
Hoy, tras años de perseverancia, el proyecto de agua potable para el sector rural está en la recta final. Con el 60% de la servidumbre de paso ya establecido, el sector rural se encuentra a las puertas de una nueva era.
“Al contar con la factibilidad técnica, gracias a los estudios de ingeniería conceptual y de ingeniería civil, se nos pide avanzar – de acá a diciembre – con el 80% de la servidumbre de paso. Actualmente, vamos en un 60%, más que todo por situaciones prediales entre algunos dueños. Para ello, es ideal que el municipio declare estas calles como Bien Nacional de Uso Público por uso y costumbre”, detalla Guerra.
TRES VECES MÁS CARA
Para los habitantes de estos sectores, la falta de agua potable limita el crecimiento de la comunidad y mantiene a los residentes atrapados en un ciclo de carencia. “Cada litro cuesta tres veces más en el sector rural, por ello, situaciones tan cotidianas como una ducha diaria significa un gasto elevado para una familia de cuatro o cinco miembros. Esto se traspasa al presupuesto mensual que se ve encarecido para desarrollarse en otras áreas”, añade el candidato.
Y el problema no disminuye. Todo lo contrario. Debido al plan regulador que sitúa a Concón como una de las comunas con el metro cuadrado más caro del país, existe toda una generación de conconinos que han debido migrar hacia el sector no urbano para construir sus hogares donde han debido acostumbrarse a la nueva realidad de tener que pagar a los camiones aljibes un precio mucho más elevado por este suministro básico.
“No se puede entender que estamos al lado de un embalse y que no tengamos agua potable en nuestros hogares. Hablamos de ductos y conexiones que prácticamente pasan por afuera de nuestros terrenos para llevar el agua potable a la ciudad”, añade.
EXPANSIÓN A 20 AÑOS
Actualmente viven unas dos mil familias en la zona rural, es decir, unas diez mil personas. Este número va en aumento aceleradamente. Por lo mismo, el proyecto de ingeniería con el suministro de red de agua potable fue diseñado con una visión de expansión para cubrir hasta diez mil familias adicionales en los próximos 20 años.
“No olvidemos que este proyecto sería novedoso en el país, ya que sería el primero en su tipo que sacaría su agua de un embalse público, beneficiando no solo a Colmo Sur, sino además a otras localidades como La Victoria e Independencia”, menciona Guerra.
LA PERSEVERANCIA DE UN LÍDER
Aunque dejó el concejo en 2008, Guerra ha continuado gestionando proyectos para mejorar la vida en la zona rural. Su experiencia y dedicación lo llevan a postularse nuevamente como concejal, con el objetivo de concretar el sueño de una comunidad que ha estado abandonada durante mucho tiempo.
– Pese a lo anterior, para usted el sector rural sigue siendo prioritario, ¿no es así? -, se le pregunta. Bernardo Guerra responde con firmeza: “Efectivamente. Es urgente tener un concejal que represente al sector rural, que es el más desposeído en este minuto, un concejal que se haga cargo de sus problemas. Y sé cómo hacerlo, pues ya demostré mi trabajo en un periodo, y quiero poner nuevamente mi experiencia a disposición de cientos de familias que habitan la zona no urbana.
LLAMADO A LA ACCIÓN
El agua potable en Concón rural no es solo un sueño: es una necesidad, un derecho y una oportunidad para construir un futuro mejor. La perseverancia de Bernardo Guerra y la esperanza de las familias rurales son un testimonio de la resiliencia humana y el poder del compromiso comunitario.
Con el apoyo necesario, este sueño puede convertirse en una realidad, transformando vidas y construyendo una comuna más equitativa y próspera. En una última reflexión, Guerra nos dice: “Primero, porque poseo experiencia y gestión en variados temas municipales. Segundo, mi compromiso con la zona rural se ha mantenido siempre, ya sea como concejal o como dirigente vecinal. Y, en tercer lugar, porque yo no acepto la división entre pobres y ricos. Para mí son todos ciudadanos de una misma ciudad, de un solo Concón”.
