Vivimos en una época donde las redes sociales ya no son solo un espacio de interacción, sino un verdadero campo de batalla. Lo hemos visto con claridad en las últimas campañas políticas: el uso masivo de “heaters”, cuentas automatizadas o perfiles creados solo para atacar, ha transformado las plataformas digitales en espacios de hostilidad constante. TikTok, Twitter y otras redes se llenaron de mensajes cargados de emoción, diseñados no para debatir ideas, sino para golpear emocionalmente al otro.
El resultado es una sociedad cansada y polarizada, donde muchos sienten rabia, molestia e impotencia. Porque lo que uno espera en democracia es que compitan proyectos e ideas, no que se imponga una guerra de trincheras digitales.
LA PILA EMOCIONAL Y EL DESGASTE INVISIBLE
En psicología podemos hablar de la “pila emocional” como metáfora de nuestra energía interna. Cada mensaje cargado de odio o manipulación emocional que consumimos en redes va drenando esa pila. Y cuando está agotada, el impacto se nota: nos volvemos más ineficientes, menos tolerantes, más propensos a que cualquier situación nos desborde.
No es casual que muchos experimenten lo que coloquialmente se llamó en un viejo reclamo popular: “guatón, tómate un armonil”. Esa frase irónica retrata lo que ocurre cuando la gente está sobrecargada: la razón queda en segundo plano, la emoción pura se apodera de la conducta, y terminamos en un acting out -es decir, actuando impulsivamente, “en caliente”— para luego arrepentirnos.
¿Por qué reaccionamos con tanta agresividad online?
Hay tres factores psicológicos claves:
- Efecto desinhibidor del anonimato: detrás de una pantalla se reduce el freno social, y decimos cosas que jamás diríamos cara a cara.
- Sesgo de confirmación: seguimos, compartimos y consumimos contenido que refuerza nuestras creencias, cerrándonos al diálogo.
- Sobrecarga emocional: la repetición de mensajes extremos “rellena” la pila emocional con rabia y miedo, lo que nos hace más reactivos.
CONSECUENCIAS PARA LA CONVIVENCIA DEMOCRÁTICA
El problema es que esta dinámica erosiona la democracia: la conversación pública se degrada, los matices desaparecen y la política se convierte en un ring donde gana el que grita más fuerte, no el que propone mejores soluciones. Esto produce apatía en la ciudadanía y un desencanto creciente con la institucionalidad.
Tips para proteger tu salud mental en la era del odio digital
- Filtra tu consumo: no sigas cuentas que solo buscan incendiar, selecciona contenidos que aporten valor.
- Haz pausas digitales: la desconexión consciente reduce la sobrecarga emocional.
- Respira antes de responder: nunca escribas ni actúes “en caliente”; la emoción en exceso nubla la razón.
- Refuerza tu pila emocional: invierte tiempo en actividades que te carguen de energía positiva (ejercicio, arte, lectura, familia).
- Fomenta el diálogo real: conversa cara a cara, donde la empatía y el matiz aún son posibles.
La psicología del odio digital nos recuerda que no es el otro quien me daña, sino lo que yo permito que habite en mi mente y mis emociones. En tiempos de polarización, cuidar la pila emocional es un acto de salud mental… y también de responsabilidad democrática.
Por Nicolás Cerda,
Psicólogo Clínico
**Si quieres sugerir un tema de salud mental para esta columna, escríbele al psicólogo al whatsapp +56978655700.